Si bien demasiado estrés puede afectar negativamente a nuestra salud, un poco de estrés puede ser bueno para nosotros. Un estudio de 2012 realizado por el científico Firdaus Dhabhar, PhD, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, encontró que la capacidad de respuesta inmune aumenta con la respuesta de “lucha o huida”.
Esta respuesta está arraigada en nosotros desde momentos en que nos sentimos amenazados por depredadores o eventos naturales y necesitábamos que nuestros cuerpos funcionaran a toda marcha para protegernos. Conocida como una respuesta al estrés agudo por su efecto inmediato que se disipa después, nuestros cuerpos experimentan una liberación de hormonas del estrés, adrenalina (también conocida como epinefrina) y cortisol en el torrente sanguíneo. Esto hace que activemos temporalmente el modo superhéroe: nuestro ritmo cardíaco y presión arterial aumentan; nuestra memoria se vuelve más aguda; nuestra concentración, fuerza y capacidad de reacción aumenta y nuestro sistema inmunológico se estimula.
Durante esto, los niveles sanguíneos de células llamadas citocinas aumentan para promover la inflamación en el cuerpo y aumentan las citocinas proinflamatorias. La inflamación es una respuesta necesaria a corto plazo para eliminar patógenos, proteger contra infecciones e iniciar la curación. El estudio de Dhabhar encontró que la respuesta de lucha o huida desencadenó un patrón de cambios en los niveles sanguíneos de las tres principales hormonas del estrés, norepinefrina, epinefrina y corticosterona (el equivalente en ratas), junto con el movimiento de células inmunes desde reservorios como el bazo y la médula ósea a la sangre y a varios órganos de “primera línea”.
Se demostró que el papel de estas hormonas era vital: la norepinefrina impulsó el movimiento de todos nuestros principales tipos de células inmunitarias; la epinefrina envió glóbulos blancos que defienden las infecciones, conocidos como linfocitos, a destinos como la piel; la corticosterona provocó que prácticamente todos los tipos de células inmunitarias salieran de la circulación para prepararse para el ataque. Como dice Dhabhar, “la Madre Naturaleza nos dio la respuesta al estrés de lucha o huida para ayudarnos, no para matarnos”.
La frase "todo con moderación" entra en juego, ya que experimentar regularmente esta intensa respuesta puede manifestarse en estrés crónico. Un equipo de investigación dirigido por Sheldon Cohen de la Universidad Carnegie Mellon empleó la psiconeuroinmunología, el estudio del efecto de la mente sobre la salud y la resistencia a las enfermedades, para descubrir que el estrés psicológico crónico está relacionado con la pérdida de capacidad del cuerpo para regular la respuesta inflamatoria. La investigación demostró que los efectos del estrés psicológico sobre la capacidad del cuerpo para regular la inflamación pueden provocar el desarrollo y la progresión de la enfermedad. "La inflamación está regulada en parte por la hormona cortisol y cuando no se permite que el cortisol cumpla esta función, la inflamación puede salirse de control", dijo Cohen, profesor de Psicología Robert E. Doherty en la Facultad Dietrich de Humanidades y Ciencias Sociales de CMU.
Entonces, ¿cómo podemos ayudar a contrarrestar situaciones estresantes periódicamente para mantener fuerte nuestro sistema inmunológico? La respuesta puede estar nada menos que en la risa, ya que un estudio demostró que la risa reduce significativamente los niveles de citocinas que desencadenan la inflamación en personas con artritis reumatoide. También se ha demostrado que la risa disminuye el nivel de las hormonas del estrés, cortisol y epinefrina.
Además, es una forma de terapia alternativa que Norman Cousins exploró con su médico para complementar su ingesta de vitamina C cuando le diagnosticaron espondilitis anquilosante (una enfermedad degenerativa que causa la descomposición del colágeno), con resultados notablemente efectivos, lo que provocó una serie de proyectos de investigación desde entonces.
La risa se puede practicar con cualquier cosa, desde platicar con un amigo/familiar hasta ver un programa de comedia en Netflix. Entonces, la próxima vez que te preguntes cómo reducir tus niveles de estrés, intenta encontrar humor donde puedas lo cual podría cambiar tu vida. ¿Y si no es así? Al menos te reirás mucho de ello.
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