¿Ha estado luchando contra problemas de piel desde que llegó a la pubertad? ¿Pensaste que cuando cumplieras los 20, tu piel finalmente se aclararía y no fue así? No estás solo. De hecho, aproximadamente el 50% de las mujeres de 20 años, el 33% de las mujeres de 30 años y el 25% de las mujeres de 40 años sufren de acné.
Si bien existen innumerables productos de belleza que afirman curar la piel problemática y eliminar las imperfecciones de una vez por todas, el acné revela que algo más está sucediendo en el interior y debe abordarse. Sanar tu piel de adentro hacia afuera es esencial.
1. Evita los alimentos con un Índice Glucémico Alto
Los estudios muestran que los alimentos refinados con un índice glucémico alto (como el pan blanco, la pasta blanca y los alimentos azucarados) son grandes desencadenantes del acné. Cuando tu cuerpo digiere alimentos con un índice glucémico alto, ingresan al torrente sanguíneo más rápido que aquellos con un índice glucémico bajo. Esto puede provocar niveles más altos de glucosa y una elevación persistente de la insulina sérica. También pueden contribuir al acné al provocar una mayor producción de sebo.
De hecho, un estudio de 2012 que involucró a 2300 adolescentes encontró que aquellos que consumían la mayor cantidad de azúcares agregados tenían un riesgo 30% mayor de desarrollar acné y aquellos que consumían la mayor cantidad de productos horneados llenos de azúcar tenían un riesgo 20% mayor.
2. Controla tu consumo de lácteos
Durante mucho tiempo, los lácteos se han considerado el peor alimento para el acné. Los lácteos pueden agravar el acné al elevar los niveles del factor de crecimiento similar a la insulina-1 (IGF-1) y la insulina, lo que provoca un desequilibrio en los andrógenos. Los andrógenos pueden aumentar la producción de sebo y hacer que los queratinocitos (un tipo de célula de la piel) entren en producción excesiva, lo que provoca la obstrucción de los folículos y la formación de comedones, también conocido como acné.
Los productos lácteos también aumentan la actividad de una enzima del cuerpo llamada mTORC1. Se ha demostrado que MTORC1 contribuye al desarrollo del acné y otras enfermedades.
Lo mejor es eliminar todas las formas de lácteos, incluidos la leche, el queso, la nata, el yogur y el helado, y buscar alternativas no lácteas, como las leches a base de frutos secos y el yogur de coco.
3. Repón tus microbiomas intestinales y cutáneos
Tu microbioma intestinal también juega un papel importante en la salud de su piel y si está desequilibrado (también conocido como disbiosis), también puede afectar negativamente a tu piel. Estos metabolitos pueden acumularse en la piel y romper la integridad de la barrera cutánea, reduciendo el contenido de humedad de la piel y disminuyendo la producción de células cutáneas sanas. La disbiosis también puede activar el sistema inmunológico y provocar inflamación.
Los alimentos que apoyan el microbioma intestinal y cutáneo también son útiles. Si aún no lo haces, empieza a consumir diariamente alimentos fermentados como tempeh, chucrut, kimchi, yogur, miso y kombucha. Los alimentos prebióticos como las alcachofas, los puerros, las cebollas, el ajo y muchas otras frutas y verduras ayudan a proporcionar combustible para que prosperen las bacterias beneficiosas del intestino.
4. Reduzca su exposición a toxinas y productos químicos
Reduce tu exposición a toxinas cambiando tu maquillaje y cuidado de la piel por productos más naturales. Muchos productos cosméticos y para el cuidado de la piel no solo resecan la piel o hacen que produzca un exceso de grasa, sino que también contienen muchas toxinas agresivas que pueden causar daños graves a la piel. También reduce tu exposición a pesticidas, contaminantes industriales y contaminantes del aire tanto como sea posible. Recuerda siempre mantenerte hidratado bebiendo entre 2 y 3 litros de agua al día para eliminar las toxinas a través de la orina.
5. Asegúrate de que tu sistema linfático se esté moviendo
Cuando el líquido linfático está congestionado, puede acumularse debajo de la piel y el cuerpo se ve obligado a excretar productos de desecho metabólicos a través de la piel, lo que provoca acné. A diferencia de la sangre, el líquido linfático no tiene un órgano como el corazón para bombearlo. El movimiento y el ejercicio son esenciales ya que los músculos se comprimen sobre los vasos linfáticos, empujando la linfa hacia el hígado. También puede ser útil beber mucha agua y evitar alimentos congestivos como los lácteos y el trigo. El cepillado de la piel seca es otra forma de hacer que la linfa se mueva.
6. Controla tus niveles de zinc
El zinc es el mineral número uno para el acné debido a su papel en la salud de la piel, las hormonas, la función inmune y la digestión. De hecho, los estudios han demostrado que los pacientes con acné de ambos sexos tienen niveles séricos de zinc en promedio un 28,3% más bajos que los sujetos de control. El zinc reduce la producción de andrógenos, acelera la curación de la piel, equilibra la producción de sebo, reduce la inflamación y reduce la producción de queratina para destapar los poros. Las formas vegetales de zinc incluyen lentejas, frijoles, garbanzos, quinua, nueces y semillas, espinacas y champiñones.
7. Aprende a gestionar tu estrés
Finalmente, si bien tener acné puede ser estresante, el estrés general de la vida también puede contribuir a empeorar el acné, ya que aumenta la inflamación. Aprender a controlar el estrés es una de las mejores cosas que puede hacer tanto por tu salud como por tu piel. Hacer ejercicio, salir, meditar, practicar la gratitud y asegurarse de programar algo de tiempo para jugar son formas en las que puede ayudar a aliviar el estrés. Implementar algunas de estas estrategias en tu vida puede marcar una gran diferencia en tu piel
Commons Tip: Incluye honguitos y adaptógenos para cuidar la salud de tu piel😉
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